Serie: Entrevistas de Café
Lo que lo ayudó a Gilberto Leyva Camacho, presidente de Canaco y de la Federación de Cámaras de Comercio, misma que agrupa a los estados de Sonora, Baja California y Baja California Sur, a ser el hombre de éxito que es hoy en día, es el trabajar firme para lograr cada una de las metas que se proponía, tanto en lo personal como lo laboral.
“Desde muy niño nunca dije no se puede, yo dije se puede y se puede y se va a poder; yo pienso algo y voy por eso; yo creo que eso me dio resultado también en la CANACO, así también he sido en los negocios”, confesó.
Esta filosofía es la que Leyva Camacho la ha trasmitido a sus hijos para poder enfrentar la vida.
“Yo a mis hijos les tengo prohibido que me digan, papá no se puede, les digo, inténtelo una vez, inténtalo dos veces, tres veces, cuatro veces, cinco veces, si a la quinta no pueden, entonces a lo mejor yo tengo la solución de decirte como sí se puede, ese es el éxito”, manifestó.
“Siempre que tengas una meta, fíjatela y vete hasta la meta, a lo mejor vas a tener muchos problemas en el camino, pero si no decaes, vas a llegar hasta donde tú quieras”, agregó.
Leyva Camacho es toda una institución en lo que se refiere a la venta de autos usados no sólo en Tijuana sino en la región Noroeste de México, fue quien conformó la primera agrupación de autos usados denominada: Asociación de Vendedores de Autos y Camiones Usados (Avacu).
Primero la formó en Tijuana, luego la extendió a Mexicali, San Luis Río Colorado, La Paz, Los Cabos y fue así como posteriormente creó la Federación de Asociaciones AVACU en el estado de Baja California y Sur, misma que llegó a agrupar hasta mil vendedores de autos usados.
A los 20 años se aventuró en venir a Tijuana, procedente de Guasave Sinaloa, en la búsqueda de mejores oportunidades; primero trabajó en un despacho contable pero pronto avizoró que la venta de autos usados se convertiría en el negocio de su vida.
“Me di cuenta que el negocio de los carros era buen negocio, me inicié en el negocio de los carros en 1967, que si le suma, pues ya tenemos bastante tiempo vendiendo vehículos”, planteó.
Sin embargo, mencionó que actualmente los negocios de autos usados, han sido impactados fuertemente por las reglas emitidas por las autoridades federales.
Dichas medidas y el comercio informal, ha estado acabando con este negocio, ya que de los 400 negocios de autos usados que había en Tijuana sólo quedan 112, lo que representa una baja de casi el 80%.
Asimismo de tener antes el 99% del mercado de la venta de autos usados actualmente tienen sólo un 5%.
En este sentido, dijo, será todo un reto para la Canaco, el pugnar por medidas que permitan impulsar más a este y otros sectores como el de los llanteros, comerciantes de mercancías populares, madereros entre otros grupos especializados adheridos a este organismo, que están siendo afectados por las medidas federales.
Otras de sus tareas, acotó, es incrementar la membrecía de afiliados la cual es actualmente de alrededor de mil.
El presidente de la Canaco, planteó que está 100% centrado en impulsar al sector y no le interesa otra cosa fuera de esto.
“Yo soy una persona muy convencida de que tienes que trabajar hacia dentro de la Cámara, no tenemos proyectos políticos hacia fuera, traemos un proyecto que es el hacer un buen papel en la Cámara y estamos empeñados en eso”, afirmó.
A continuación la entrevista exclusiva a PORTAL CIUDAD TIJUANA, en donde nos cuenta cómo es que llegó a esta frontera y los cambios que ha sufrido el negocio de la venta de autos usados.
¿Por qué se vino a Tijuana?
“Pues como todo, la aventura, estaba muy chamaco, tenía 20 años; me era muy difícil, se vinieron los problemas del 68, ya la Universidad de Sinaloa estaba muy caliente, ya el 67 Sinaloa presentaba problemas serios estudiantiles, después de Chapingo era la universidad más llena de comunistas”.
“Como yo no tenía recursos para estudiar en Culiacán en donde había sólo hasta preparatoria, tenía que trasladarme a Guasave para los estudios universitarios en donde llegué a la casa del estudiante guasavense”.
“Ahí muchos traían imágenes de Ho Chi Minh, el Che Guevara, Fidel Castro Ruz, era un nido de rugidos y dije, pues ahí aquí no me va a ir muy bien si me quedo, entonces en ese momento exactamente decidí venirme a Tijuana, que bueno que lo hice, porque ahí murió un primo mío en los enfrentamiento que hubo en el 68”.
¿Qué es lo que quería estudiar?
“Apenas iba a iniciar la carrera, yo quería ser abogado, porque me gustaba averiguar y pelear, pero esta situación se hizo que me saliera, me vine a Tijuana, ciudad en la que me sentí muy bien identificado desde un inicio, primero trabajé en un despacho contable”.
¿Entonces del despacho contable pronto pasó a la venta de vehículos?
“En ese despacho me daba cuenta cómo compraban los comerciantes los carros y cómo los vendían, y dije pues aquí hay negocio. En 1967 compre mis primeros carros en Escondido, California, ahí conocí a Joe Reynolds, hijo del dueño Joe Reynolds de la Toyota, llegué y tenía dos carros, me acuerdo que era un Chevrolet 59, color azul, estándar y tenía un Malibu, blanco, modelo 64; él me apuntaba en un papelito lo que quería por el carro, me pedía 575 por los dos carros, yo le decía que era mucho dinero, yo agarré y le puse en el papelito 300 y casi me corría, total que a fin de cuentas, el capital que llevaba, era 425 dólares, le saqué al americano todo el dinero de la bolsa, se lo puse en el escritorio y le dije, es todo lo que traigo, déjame 25 dólares para la gasolina, para regresarme; yo creo que le caí bien porque me dejó los dos carros. Hice una gran amistad con el señor Reynolds, después iba y me fiaba y luego se los pagaba.
¿Cómo era el comercio de la venta de autos usados cuando usted inicio en él?
“Era muy bonito, era un negocio muy noble, donde realmente no había una competencia tan desleal como la que tenemos ahorita; en aquellos años yo te podría decir que los comerciantes organizados teníamos el 99% del mercado”.
¿Qué vehículos buscaba la gente antes?
“En aquel tiempo los carros europeos o japoneses, eran un sueño, empezaban a salir los toyotitas y que traían un defecto que se quemaban los empaques de la cabeza y la gente no los quería porque no había refacciones, ni aquí ni en Estados Unidos, entonces lo que realmente vendíamos eran los de las empresas norteamericanas, Dodge, Ford, Chevrolet, que tenían gran variedad de vehículos; ya posteriormente empezaron a entrar los autos japoneses, Toyota, Nissan, Honda, Hyundai”.
¿Qué dificultades hay actualmente?
“Es un mundo completamente diferente, la importación era cero; en el pedimento decía cero cero. Nos costaba cuatro dólares importar un vehículo; ya con todo y placas lo más que te gastabas eran unos 15 dólares en sacar tus placas e importar tu vehículo y al pasar la aduana no tenías ni un problema, llegabas y lo importabas de este lado”.
“Cuando yo me inicié en 1967, compraba carros de 15 dólares, de 35 de 75; ya cuando compraba un carro de 200, yo me sentía rico, ya era un capital, y así fueron subiendo los precios, la competencia hace que los precios se eleven”
“El comercio de autos lo tenemos nosotros solamente el 5% y el 95% del comercio de autos lo tiene el comercio clandestino, tú ves la ciudad de Tijuana, inundada de carros chuecos”.
“Caminas por los bulevares, hay terrenos como en el Rosas Magallón, donde meten hasta mil carros los fines de semana, te vas para el lado del centro comercial El Tigre, el bulevar 2000, al Cucapáh, ahí tiene dos o tres kilómetros de venta de vehículos”.
“Siempre que me entrevistan digo que los gringos hacen alarde de riqueza al tener una milla de carros, pero en Tijuana, somos mucho más fregones, aquí tenemos 20 millas de carros a la venta, pero no nosotros los comerciantes, sino los comerciantes irregulares”.
“En 1970 iniciamos con nuestro primer problema, empezamos en el 68 con las Olimpiadas que inventaron la famosa tenencia, que iba a ser nada más por seis años en el periodo de Días Ordaz y empezaron con 250 pesos, entonces nos convertimos en un pleito con el gobierno federal porque queríamos que nos aguantaran la tenencia, porque bajaban nuestras ventas, porque tu tenías y vehículo con la tenencia alta, entonces la gente no lo compraba”
“Vienen los permisos previos de importación y con ello toda la problemática para el sector”, apuntó.
Perfil de Gilberto Leyva Camacho |
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