Santiago Choapam-Oaxaca | Olga Rosario Avendaño-SemMéxico
Se llama Senorina Díaz Santiago y tiene 28 años de edad, con sus tres hijas espera con miedo a que llegue la noche y con ella la lluvia. Ignora si fue el temblor del día jueves 7 de septiembre o fueron los tres días de lluvia intensa los que se llevaron su casa que era su único patrimonio. Senorina forma parte de las siete familias que han perdido todo en la localidad de San Jacinto Yaveloxi, que se localiza en Santiago Choapam, en la sierra norte de Oaxaca.
Sobre las viviendas se cayó parte del cerro de la localidad y ahora exigen a las autoridades ser atendidos; hasta ese lugar han llegado integrantes de una Brigada de Médicos de la ciudad de Oaxaca, quienes les han llevado víveres que donó la sociedad civil. Los médicos también prestan servicios de salud a las personas que así lo requieran.
Yaveloxi es una de las localidades “con los dos mayores grados de rezago social en el municipio de Santiago Choapam” de acuerdo al Diario Oficial de la Federación. Se ubica a unos 400 kilómetros al norte de la ciudad de Oaxaca.
El vehículo de la Brigada Médica logró llegar a Yahuivé de ahí ellos y los habitantes (cargando sus víveres) caminaron poco más de una hora para llegar a Yaveloxi.
En su reporte, la Brigada Médica menciona que el viernes pasado, Senorina se fue a dormir con sus hijas y esposo en la única cama que tenían, “pero un estruendo interrumpió su sueño, al despertar la habitación estaba anegada, el agua brotaba por las paredes y el piso de tierra ahora era un lodo que no le permitía avanzar”.
El mismo documento dice que cuando esta mujer de 28 años de edad salió del sitio donde dormía, “su cocina ya no estaba, una mezcla de tierra, piedras y agua cubría sus muebles, mesa y un par de sillas; de sus trastes sólo ha recuperado unos platos de plástico y una olla abollada”.
Testimonios que forman parte de este informe mencionan que cuando Senorina se puso a salvo “casi pierde también a su esposo con su hija de escasos 5 años, quienes arrastrados por la corriente fueron rescatados por sus cuñados metros abajo, a la niña no le pasó nada relata, porque iba envuelta en un hule, pero su esposo sufrió lesiones en sus extremidades de las cuales aún convalece, ahora vive en un pequeño espacio que le ha prestado su madre”.
Sin historial de apoyo gubernamental
Los y las habitantes no saben lo que significa el apoyo gubernamental, ni en los buenos, ni en los malos tiempos; están olvidados por siempre, es más, no son dignos siquiera del programa del gobierno federal de Apoyo a la Vivienda, mismo que tiene como objetivo “apoyar a los hogares de menores ingresos económicos, disminuyendo los índices de rezago social”, según su página oficial.
En este pueblo no sólo Senorina se ha visto afectada. Por las noches, integrantes de otras siete familias “llegan en silencio” al corredor de la Agencia de Policía para pasar la noche y medio dormir. Al hacer un recorrido por la población “logramos constatar que decenas de casas tiene daños aún por cuantificar, en todas las viviendas de la localidad la humedad reina, las calles se han convertido en arroyos interminables, los heridos se recuperan lentamente”, menciona el reporte de la Brigada Médica.
Por su parte el agente municipal de San Jacinto Yaveloxi, Andrés Dionicio Díaz dijo que las intensas lluvias y el temblor “vinieron a agravar más las condiciones de extrema pobreza que vive esta comunidad”.
En esa población “todos se dedican al campo, su milpa es su único sustento, las casas son de barro y piedra, de tierra los pisos, hoy de lodo, porque para ellos el Programa Piso Firme nunca llegó; las letrinas que no son más que fosos sin recubrir en las laderas, filtran a las veredas que conducen a las viviendas” dice la relatoría de los médicos brigadistas.
El agente municipal comenta que “sin servicios básicos han aprendido a sobrevivir, el médico llega a la Casa de Salud cada 2 o 3 meses”.
El desgajamiento del cerro no sólo se llevó casas y pertenencias de esta localidad, sino también sus cultivos de maíz, frijol, caña, plátano, café y una gran variedad de cítricos.
Un día después del sismo del siete de septiembre, “solicitaron la ayuda vía radio portátil a la cabecera municipal (Santiago Choampam) la cual aún siguen esperando, carecían de luz eléctrica y el único teléfono estaba sin servicio, tardaron más de 7 días en restablecer el servicio”.
Puesto que están “acostumbrados” al abandono gubernamental buscaron los medios para hacer llegar al exterior su petición urgente de ayuda, grabaron un vídeo con un celular y alguien les ayudó a difundirlo por redes sociales, ahí hacen un llamado de auxilio y cinco días después de esto les hicieron llegar vía aérea 80 cajas pequeñas de enlatados para las más de 170 familias que conforman esta localidad, unos días más tarde llegó un número similar de despensas y es toda la ayuda que hasta el momento han recibido por parte del Estado.
Por el momento, el único acceso disponible a esta localidad es caminando por más de una hora entre arroyos que han abandonado su cauce, laderas desgajadas y un lodo interminable.
En ese poblado su habitantes sueñan que un día su camino se convierta en brecha, para eso tendrán que ahorrar ocho millones de pesos que fue el último presupuesto de unos años atrás y que ahora aguarda en uno de los cajones de la agencia municipal, o pueden optar por el otro acceso a su comunidad donde tendrán que caminar por más de 4 horas y ahorrar veinticinco millones de pesos para la realización de un puente sobre el río colorado que en este momento está crecido y es imposible cruzarlo.
Don Remigio de 82 años de edad, después de caminar bajo una lluvia intermitente llegó junto con sus demás paisanos de Yaveloxi a Santa María Yahuivé, localidad vecina hasta donde pudo arribar el vehículo con víveres que envío la sociedad civil; con la carga a cuestas caminará de vuelta.