El rechazo a los alimentos puede no ser solo “maña” ¿Qué es el transtorno de ARFID?

Pese a su poco conocimiento, se ha detectado tanto en infantes como en adultos

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Más allá de un capricho en cuanto a la ingesta de alimentos, el transtorno de ARFID de no ser detectado y tratado a tiempo puede poner en riesgo la salud física y psicológica de quién lo padece.

El trastorno por la evitación o restricción de la ingesta de alimentos (ARFID) por sus siglas en inglés, es un padecimiento que se puede presentar tanto en niños como en adultos y está ligado a un cuadro de ansiedad en donde a diferencia de los transtornos alimenticios derivados de la percepción errónea de la imagen , se basa en la exclusión de ciertos grupos a partir de sus características tales como el color y la textura, es decir, no se trata de la simple negativa a su ingesta,  el solo hecho de intentar consumirlos provoca la alteraciones físicas tales como la sensación de ahogamiento o sudoración.

La falta de información respecto a este mal, hace que las estadísticas generales sean muy bajas en relación al número de personas que lo padecen ya que se calcula que entre un 0.9 y un 2.9 por ciento de la población tiene este problema, sin embargo se ha detectado que dentro de la cantidad de pacientes que ya de atiende en una clínica especializada en transtornos de la alimentación, esta cantidad asciende a un 23%.

En lo que va de este 2021, solo se ha reportado un caso en Tijuana; se trata de una persona adulta a la que se le diagnosticó como parte de un cuadro de ansiedad,  embargo se ha descubierto que también se puede manifestar en personas que estén dentro de un padecimiento obsesivo- compulsivo,  del espectro autista o bien de algún tipo de alergia o intolerancia.

¿Cómo detectarlo?

Aunque el síndrome se  manifiesta comúnmente en un rango que oscila entre los 2 y los 6 años de edad, en la etapa adulta se puede detectar en personas que consumen alrededor de 20 alimentos o menos, son muy estrictos en lo que comen  o bien le temen a probar algo nuevo.

Así mismo es importante que en el caso de los infantes que muestren este tipo de comportamiento, no ejercer alguna clase de castigo al no querer comer pues es importante encontrar el origen del rechazo. Su detección oportuna puede prevenir daños en el desarrollo intelectual así como en su rendimiento físico.