Se interrogó sobre que ¿cuántos periodistas se dejan seducir por el dinero y el poder en lugar de ejercer el derecho de expresión?; muchas veces esas plumas pagadas atacan a los periodistas y articulistas críticos, quienes están marginados del ejercicio de libertad de expresión.
Define claramente los contenidos de la publicidad oficial y es explícita sobre las prohibiciones de acuerdo a los parámetros constitucionales. Prohíbe expresamente la publicidad engañosa y aquella que difunda imágenes, voces, símbolos, etcétera, de funcionarios públicos o partidos.