El país se intranquilizó hacia las 20 horas de la noche. Comenzaron los indicadores en los 300 distritos electorales de que estaba en operación un gran fraude, de escala inimaginable en la historia de la hegemonía priista, para frenar la derrota del candidato oficial Carlos Salinas de Gortari, Salinas Recortari, el personaje de ojos astutos, voz engolada, inteligencia tecnocrática que sería impuesto por su antecesor Miguel de la Madrid.