En la dinámica demográfica del país hasta hace una década las adolescentes de 15 a 19 años de edad eran el único grupo de mujeres en el que incrementaban los embarazos, por primera vez en 2018 las estadísticas mostraron un descenso de la tasa de fecundidad adolescente pero aún existen retos para asegurarles un plan de vida que no esté centrado en la maternidad, indicó el doctor Carlos Javier Echarri Cánovas.
En México las mujeres que son madres enfrentan graves obstáculos que afectan su desarrollo personal, su inserción al mundo laboral formal, sus ingresos, así como el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Las becas para adolescentes embarazadas o con hijos e hijas para que puedan concluir sus estudios de educación básica, no alcanza ni al 10 por ciento de los embarazos reportados por los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO).
Contrario a lo que algunas personas piensan, los embarazos en niñas y adolescentes menores de 15 años no son resultado de un ejercicio irresponsable de la sexualidad, un error de ellas, “por no cuidarse” o “no darse a respetar”. Las niñas no quieren, desean o deciden embarazarse.
Leticia mira con curiosidad y espasmo cómo la enfermera del Hospital de la Niñez Oaxaqueña manipula el pequeño cuerpo de su hijo Yaslit, a quien dio vida hace un mes.
Un 15% del total de los embarazos en la región, son de menores de edad. La mayoría ocurren en Guatemala, Nicaragua, Panamá y la República Dominicana. Además, existe una preocupante tendencia ascendente en los embarazos de las niñas de 14 años o menos, advierte el estudio.
La prohibición sin excepciones del matrimonio adolescente vulnera el derecho de los jóvenes a su vida privada y libre personalidad pero además resulta inútil para prevenir el embarazo adolescente, la violencia en la pareja y la deserción escolar, afirmó el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).