Aunque las mujeres representan sólo cinco por ciento de la población carcelaria en México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muchas veces sufren una doble desventaja. La discriminación y las violaciones a sus Derechos Humanos a menudo tienen lugar desde el momento del arresto hasta el juicio y aún cuando salen libres.
Las mujeres que logran defenderse de un ataque y en consecuencia hieren o asesinan a su agresor, se enfrentan a un sistema de justicia que lejos de considerarlas víctimas, las criminaliza, y no toma en cuenta los contextos de violencia que viven.