Si el periodismo echa en saco roto sus principios éticos pierde sus valores fundamentales, su credibilidad y su razón de ser. ¿Cómo evitarlo? Reglamentar la deontología periodística con nuevas leyes plantea el riesgo de que se implante la censura. Sólo el compromiso voluntario de respetar las normas éticas puede devolver su prestigio a la profesión.