Tijuana ha sido testigo de ataques a la vida de periodistas que se mantienen impunes. El semanario Zeta puede dar fe de ello y también de cómo la autoridad primero trata de desvirtuar el móvil de los atentados hacia aspectos privados de la vida de los agredidos y evitar iniciar una línea de investigación en la que se parta de la actividad periodística de las víctimas.