Crónica de la comunicóloga y voluntaria Cristal Campos, que participó con el Instituto Nacional Electoral, semanas antes del 2 de junio, para facilitar el derecho al voto al interior del penal de La Mesa en Tijuana.
Ingresamos a la Peni un grupo de 10 personas de los cuales 8 eran integrantes del INE, la vocal era una mujer y los demás eran hombres quienes estarían en las casillas. Un observador electoral y un representante hombre de un partido político.
Era requisito no portar accesorios de valor, zapatos de plataforma, ropa de color gris o camuflaje y no celulares. El uniforme de los reos es de color gris, siendo un pans, chamarra, suéter, playera gris y tenis blancos. También se cuenta con pequeños lockers para guardar celulares y dinero, para no meterlo al interior.
Se ingresó a una revisión exhaustiva por parte de los policías donde nos pasaron a un escáner corporal, tocar una tablet para detectar la temperatura y finalizaba con mostrar la cara en una cámara que estaba en el techo.
Después se entró a donde se encuentran unas cabinas pequeñas donde se ingresa con una policía mujer u hombre depende el género de la persona. En esa cabina la policía te revisa de manera corporal que no traigas en la ropa algo contigo. De la cabina sales al área que ya es de ingreso al penal pero igual pasas por unas puertas enrejadas eléctricas con los policías, en todo momento te acompañan los policías.
Ya que ingresamos al penal pasamos por pasillos angostos y enjaulados.
Llegamos primero a la sección de mujeres PPL, ellas estaban encerradas en una jaula divididas en 2 filas las cuales eran supervisadas por dos policías mujeres quienes les ordenaron voltear hacia la pared, se miraban amontonadas. Empezaron el pase de lista, nombraron a la primera la cual gritaron las mujeres: ella ya está libre y otra dijo: ya está en su cantón. La policía mujer grito: quien anda de payasa, pero todas afirmaron que ella ya estaba en libertad.
Para poder votar el requisito era no contar con sentencia, ya que ser en caso de si estar, no tendrían derecho a ejercer el voto. Las mujeres sentenciadas estaban en la cancha algunas comprando en la mini tiendita, otras se peinaban,la mayoría estaba hablando por los teléfonos pegados a la pared, algunas solas pero de pie observando y una mujer de aproximadamente 45 años , estaba en una silla la cual empezó a llorar y varias mujeres a su alrededor la consolaban, entre ellas había unas muy jóvenes podría decir de 18 años. La mayoría de las mujeres tenían tatuajes de pertenencia a pandillas.
Había muchas mujeres de la comunidad LGBT quienes se encontraban trabajando en el área de la LAVAMATICA y limpieza. Cabe destacar que no hay lavadoras. Así que ellas lavan a mano con jabón en polvo.
Los baños de las mujeres son de metal sin tapa y no hay agua. Deben de echarle cubetazos al baño. Y bañarse es a jicarazos. Para poder ir al baño se debe pedir permiso a la policía quien te acompaña y espera fuera del sanitario.
Las mujeres para empezar a votar las sacaron de la jaula y las enfilaron de espaldas mirando la pared y pasaban a votar cada que se nombraban. Las votaciones se realizaron en el interior de la iglesia. Votaron 37 mujeres de las cuales se esperaban 54 mujeres. Las que faltaron algunas estaban en libertad, una en audiencia y el resto ya contaba con sentencia. En su mayoría estaban muy jovencitas, tatuadas y solo una señora ya mayor con un bastón que casi no podía caminar.
