En el corazón de Baja California, donde la historia y la tierra se entrelazan con elegancia, florece una joya enológica que honra el legado de la vitivinicultura regional: Encino de Piedra. Esta vinícola, ubicada dentro del complejo turístico campirano de Rancho Tecate, no solo rinde homenaje a la tradición vinícola que inició en estas tierras desde 1893, sino que también proyecta su esencia hacia el futuro con vinos de clase mundial.
🌿 Un vino con raíces profundas
La etiqueta 1893 no es casualidad. Es un guiño a los albores de la industria vinícola en Tecate, cuando visionarios como Don Alberto Tena Bonilla transformaron estas tierras en emporios del buen vino. Hoy, Encino de Piedra recoge esa herencia y la embotella en cada una de sus presentaciones: Sauvignon Blanc, Nebbiolo Rosé, Merlot, Nebbiolo, Cabernet Sauvignon y Nebbiolo Joven. Cada variedad expresa el carácter de la región, con uvas cultivadas entre cañadas de piedra y brisas del Pacífico, en un entorno privilegiado para la viticultura.
🍇 De la tierra al paladar internacional
Encino de Piedra no solo ha conquistado paladares locales, sino que ha traspasado fronteras. Sus vinos se sirven en algunos de los restaurantes más reconocidos de México, como Cuatro Ciclos en Tijuana, Comal en Ensenada, Pujol en Ciudad de México, Furtivo en Guadalajara y Colmillo en Monterrey, entre otros. Además, ha iniciado su exportación a Europa, llevando el sabor de Baja California a mesas internacionales.
🎉 Presencia en festivales y experiencias sensoriales
La vinícola también ha tenido una destacada participación en eventos gastronómicos y culturales como Noche Bohemia en el Lago, Cocinarte y el Festival del Pescado y el Marisco, donde sus etiquetas han maridado con arte, música y cocina de autor. Estas experiencias refuerzan su identidad como un vino que no solo se bebe, sino que se vive.
🏞️ Un destino dentro de un destino
Visitar Encino de Piedra es sumergirse en un entorno donde el vino, la historia y la naturaleza conviven en armonía. Al formar parte de Rancho Tecate, los visitantes pueden disfrutar de catas guiadas entre viñedos centenarios, paseos a caballo, caminatas escénicas y una oferta gastronómica que celebra los sabores de la región. Todo, enmarcado por un paisaje que respira autenticidad y elegancia rústica.








