En el marco del 18 Simposio de Historia de Tijuana, el Maestro Víctor Soto Ferrel presentó la conferencia “Historia del cineclub en Baja California”, donde expuso el papel que estas agrupaciones han tenido en la formación de públicos y en la difusión del cine como expresión cultural.
“El cine como industria necesita de un público capaz de consumir sus productos, es decir, un público preparado en las tradiciones artísticas y humanas”, señaló, al recordar la influencia de maestros como Manuel González en la consolidación de espacios de reflexión cinematográfica.
Soto Ferrel explicó que el interés por el cine entre intelectuales y estudiantes dio origen a los cineclubes, concebidos como espacios de encuentro para debatir y analizar películas. “Los cineclubes surgen como una respuesta al nuevo cine y a la necesidad de formar espectadores críticos”, indicó, al situar este fenómeno en los primeros años del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial.
El ponente destacó que los cineclubes se multiplicaron con rapidez, convirtiéndose en agrupaciones que promovían nuevas películas y estilos. Recordó que en 1921 se fundaron los primeros cineclubes en México y que, hacia 1925, estas asociaciones ya tenían presencia en distintas ciudades.
Durante su exposición, mencionó que en la década de 1950 algunos cineclubes sobrevivieron en contextos universitarios, donde se buscaba que los estudiantes tuvieran acceso a materiales cinematográficos distintos a los comerciales. “Los cineclubes fueron espacios de debate y de formación, donde críticos y realizadores se sentaban a discutir”, comentó.
Soto Ferrel relató que en los años sesenta y setenta los cineclubes se vincularon con movimientos de renovación cultural y con las vanguardias artísticas, lo que permitió la llegada de muestras internacionales de cine a ciudades como Tijuana. “Fue a través de la cinemateca y de los cineclubes que logramos presentar películas que de otra manera no habrían llegado a la región”, afirmó.
El historiador subrayó que estas experiencias marcaron la vida cultural de Baja California, al abrir espacios para la apreciación del cine como arte y al consolidar una comunidad de espectadores interesados en la reflexión crítica. “Los cineclubes fueron clave para que el cine se convirtiera en un medio de expresión y análisis social”, concluyó.











