
El socavón en Tijuana, ocurrido el 14 de agosto en la calle 10 y Avenida Revolución, mantiene afectada a la zona después de ocho días. Residentes y comerciantes enfrentan pérdidas, cortes de luz y limitaciones de movilidad.
Los cierres de circulación han modificado la vida diaria de quienes habitan y trabajan cerca del sitio. Las calles bloqueadas provocan menor clientela, afectación en negocios y una evidente frustración en la comunidad afectada.
La incertidumbre sobre la reparación del socavón en Tijuana mantiene inquietos a vecinos y dueños de negocios. Autoridades aún no han informado plazos concretos para resolver los daños registrados en la infraestructura de la zona.
Mientras tanto, la vida de quienes dependen de sus comercios enfrenta dificultades diarias. Los testimonios de los locatarios permiten dimensionar el impacto que este socavón en Tijuana está dejando en lo económico, social y comunitario.
Negocios golpeados por las pérdidas
El cierre de la calle redujo de forma drástica la clientela. Comercios como restaurantes, lavanderías y gimnasios registraron bajas de hasta un 80 % en sus ingresos durante la última semana.
Algunos negocios tuvieron que recurrir a plantas eléctricas para continuar operando. El gasto extra representó un reto económico adicional en una temporada complicada por la reducción de visitantes al centro de la ciudad.
La electricidad intermitente dañó productos perecederos y equipos de trabajo. Negocios pequeños fueron los más afectados, pues no cuentan con infraestructura de respaldo para resistir cortes prolongados en el suministro de energía eléctrica.
Los locatarios consideran que, de continuar la situación, podrían enfrentar cierres temporales o despidos de personal. Esto incrementa la presión sobre familias que dependen directamente de los ingresos generados en sus establecimientos.
Testimonio de la iglesia afectada
Uno de los puntos más golpeados fue la iglesia Alcance Victoria Tijuana Centro. Sus actividades dominicales y de viernes tuvieron que realizarse en condiciones precarias debido a la falta de electricidad estable.
El señor Joe Milano, integrante de la iglesia explicó que las pantallas, micrófonos y aire acondicionado dejaron de funcionar durante los servicios, obligando a buscar alternativas improvisadas con plantas pequeñas para mantener reuniones religiosas en medio de la emergencia.
Carnes, leche, queso y otros productos destinados a convivios se echaron a perder debido a los apagones constantes. La comunidad de feligreses colaboró para improvisar soluciones mientras se normalizaba el suministro eléctrico.
“Fue un desafío enorme porque sin luz no funcionaban pantallas, micrófonos ni aires acondicionados; tuvimos que improvisar con una pequeña planta para sacar los servicios adelante”.

Estrategias de sobrevivencia comercial
La señora Guadalupe Cornelas, dueña de la limpiaduría Nueva Elite, señaló que la caída en clientela alcanzó niveles críticos, pues muchos clientes creen que la zona permanece completamente inaccesible por el socavón en Tijuana.
Para sobrevivir, su negocio se apoya en otra lavandería cuando la luz falla. Esta colaboración temporal les permite planchar y entregar pedidos pendientes, aunque los ingresos siguen siendo insuficientes para cubrir gastos fijos.
La falta de información oficial incrementa la incertidumbre. Comerciantes se enteran de posibles plazos de reparación por redes sociales y estiman que la obra podría extenderse incluso por dos meses.
“La clientela bajó casi un ochenta por ciento, la gente piensa que no puede pasar; dependemos de que se agilicen los trabajos porque todos estamos siendo muy afectados”, expresó.
Demandas de vecinos a las autoridades
Residentes y comerciantes coinciden en la falta de claridad respecto a los tiempos de reparación. Hasta ahora, las autoridades únicamente resolvieron fallas de energía sin detallar plazos para rehabilitar la vialidad.
Vecinos piden acelerar el proceso, pues la movilidad y la economía de la zona se encuentran severamente comprometidas. La falta de certidumbre provoca preocupación en quienes dependen del flujo constante de visitantes.
La comunidad considera que la reparación debe contemplar un reforzamiento integral para evitar futuros colapsos. El deterioro de la infraestructura urbana es visto como un problema recurrente en distintas partes de Tijuana.
La exigencia principal es que se destinen recursos inmediatos y personal suficiente para concluir la reparación. Temen que, de prolongarse, el socavón en Tijuana deje daños económicos irreversibles en la zona centro.
Consecuencias sociales del socavón en Tijuana
Más allá de la economía, el socavón en Tijuana afecta la vida social y comunitaria. Reuniones, celebraciones religiosas y actividades cotidianas se vieron interrumpidas por la emergencia y la falta de servicios básicos.
El cierre de calles complicó la movilidad de vehículos particulares, transporte público y peatones. Esta situación aumentó el tiempo de traslados y generó molestia entre quienes utilizan la zona para cruzar la ciudad.
Las noches sin electricidad afectaron la seguridad de la zona. Residentes reportaron calles oscuras, lo que incrementó la percepción de inseguridad en un área generalmente concurrida de la ciudad.
La población insiste en que el socavón en Tijuana debe resolverse pronto para evitar un deterioro mayor. Consideran que la recuperación económica y social dependerá directamente de la rapidez con que concluyan las obras.
