A pesar de la disminución de las emisiones por la disrupción de la pandemia, las concentraciones de dióxido de carbono alcanzaron un nivel nunca visto para la temporada en mayo, que a su vez fue el más cálido de la historia.
La variedad de alimentos que comemos, el aire que respiramos, el agua que bebemos y el clima que hace posible nuestra vida en el planeta, no existirían sin los servicios de la naturaleza.
Los efectos del confinamiento en el medio ambiente han demostrado que sí es posible vivir en un mundo con aire más limpio, así como trabajar y transportarnos de manera más saludable. Además, el COVID-19 ha demostrado la necesidad de estar sanos para evitar correr mayores riesgos. La agencia de salud de la ONU, con el apoyo de millones de trabajadores sanitarios ha publicado un manifiesto con los pasos a seguir para una recuperación verde y saludable de la pandemia.
Un nuevo mapeo mundial de riesgos zoonóticos como lo es el COVID-19, más empleos verdes, la restauración de los ecosistemas y la biodiversidad, la reducción de la contaminación, así como la lucha contra el cambio climático, están entre las herramientas que tiene el planeta para salir de la crisis mejor de lo que estaba antes de la pandemia.
Con la finalidad de sumar esfuerzos interinstitucionales e identificar retos y oportunidades entre los jóvenes para fomentar el cuidado del medio ambiente, el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) llevó a cabo el Encuentro Regional Socio-Ambiental 2020, de Premios Latinoamérica Verde.
Denuncian que la dualidad, lejos de beneficiar la preservación del medio ambiente y la persecución de los delitos ambientales de carácter federal, diluye las capacidades y aumenta la carga de trabajo de los ministerios públicos de la unidad.
El Acuerdo de Escazú es el primero de su tipo en el mundo, en incluir disposiciones específicas y vinculantes para la protección y promoción de las personas, grupos y organizaciones que promueven y defienden los derechos humanos en cuestiones medioambientales