Durante el IV Festival Vino Sin Fronteras organizado por PROVINO Baja California, Rubén Roa, director de Finca El Empecinado, compartió la profunda historia que da vida a su vinícola, una propuesta que nace del vínculo entre México y España, y que rinde homenaje a la perseverancia, la justicia y el amor por la tierra.
El origen de Finca El Empecinado está marcado por una experiencia personal entre padre e hijo, y por el descubrimiento de una historia que conecta dos continentes. Roa relató cómo, durante sus estudios en Castilla y León, conoció el pueblo de Roa, cabecera de la denominación de origen Ribera del Duero, y descubrió la figura de Juan Martín Díez, “el empecinado”, un personaje clave en la lucha por la independencia de España. “El empecinado representó un ideal de democracia, de respeto a la clase trabajadora y de resistencia frente a la imposición”, explicó.
Inspirado por esa historia de lucha y dignidad, Roa decidió nombrar su vinícola como tributo a quienes se esfuerzan por mejorar sus condiciones de vida. “Esta vinícola es un homenaje a la gente que se esmera, que busca justicia y que hace las cosas bien”, afirmó. El carácter de Finca El Empecinado refleja esa misma pasión: irreverente, disciplinado y comprometido con la calidad.
La trayectoria de Roa en el mundo del vino comenzó en 2008 como un hobby, con apenas dos barricas y una uva italiana difícil de trabajar. Con el tiempo, el proyecto evolucionó hacia propuestas más complejas y ambiciosas. En 2018, se propuso crear un vino blanco que combinara Sauvignon Blanc, Chardonnay, Palomino y una uva llamada Cenzontle. Así nació “El Lince”, ganador del Bacchus de Oro 2024, en el concurso internacional de Vinos de Bacchus, celebrado en Madrid, España.
En 2023, el vino blanco Cenzontle sorprendió al mundo al ser reconocido como el mejor vino blanco en un concurso internacional, compitiendo entre más de 7,500 etiquetas de 50 países. “Fue el primer vino mexicano blanco en obtener el primer lugar mundial. Es un tributo a las aves que habitan nuestro espacio aéreo, y el nombre en náhuatl le da un valor especial”, compartió Roa.
La vinícola también ha desarrollado otras etiquetas con nombres que evocan la riqueza cultural de México, como Huitzili, inspirado en el colibrí, y Quecholli, un rosado que recuerda al flamenco de Celestún. Cada vino expresa el talento de los enólogos, el trabajo de quienes cultivan la tierra y la gratitud hacia todos los que forman parte del proyecto.
Finca El Empecinado produce alrededor de 2,000 cajas al año, en pequeña escala, con atención meticulosa a cada detalle. “Lo que hacemos, lo hacemos con mucho empeño, cariño y calidad. Garantizamos al público una experiencia excepcional”, aseguró Roa.
Entre sus vinos más destacados se encuentra el Corso, un tempranillo intenso cultivado en San Vicente, con 13 meses en barrica americana y francesa, y un toque de Cabernet Sauvignon para estructura. También está el Saint-Saëns, una mezcla de Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Nebbiolo, con barrica francesa de primer uso y un perfil afrutado, elegante y con potencial de guarda de hasta 15 años.
Cada vino de Finca El Empecinado es una expresión de historia, carácter y pasión. Rubén Roa ha logrado transformar una experiencia personal y una herencia cultural en una propuesta vinícola que honra el pasado y celebra el presente con cada copa.
NOTA: entrevista realizada por Celia García Hernádez, para CiudadTijuana





