La Posada Fronteriza cumplió 32 años de celebrarse en el Parque de la Amistad, un espacio simbólico en la frontera de Tijuana que une a las comunidades de México y Estados Unidos. Organizada por la Coalición Pro Defensa del Migrante, esta tradición mantiene vivo el mensaje de que la humanidad no tiene fronteras y que las familias no deberían estar divididas por muros ni políticas.
Macrina Cárdenas Montaño, coordinadora de la coalición, recordó que la posada nació con el simbolismo de pedir refugio, inspirado en la historia del cristianismo, y se transformó en un llamado a la paz y a la unidad. “Las fronteras se rompen porque la humanidad no tiene fronteras”, expresó, subrayando que el evento busca visibilizar la división de familias y la necesidad de romperla con gestos de comunidad.
En años anteriores, parte del muro fronterizo se abría para permitir la convivencia directa entre quienes estaban en Estados Unidos y quienes estaban en México, reforzando el espíritu de cercanía. Aunque hoy las dinámicas han cambiado, el mensaje sigue siendo el mismo: romper la división y reafirmar que las comunidades son una sola.
La celebración reúne a familias binacionales y comunidades de ambos lados de la frontera, recordando que la realidad social no está dividida, sino que es la política la que impone barreras. “La comunidad tanto mexicana como estadounidense no está dividida en la realidad. Las familias son mixtas”, señaló Cárdenas.
Hermana Vitalina, directora del Instituto Madre Asunta y parte de las Hermanas Escalabrianas, reforzó el mensaje: “Estamos invitados a construir puentes y a destruir muros que dividen pueblos, naciones y principalmente familias”.
Además, se destacó la labor de los albergues que forman parte de la coalición, espacios que brindan servicio humanitario a personas en situación de vulnerabilidad. La directora recordó que estos albergues no generan ganancias, sino que ofrecen techo, alimento y apoyo básico a quienes lo necesitan. “Siempre habrá necesidad de alimento, de techo, de todas las necesidades que una persona puede tener en situación de vulnerabilidad. Hasta un centavo es bienvenido”, subrayó, al invitar a la comunidad a sumarse con donaciones de alimentos, materiales de higiene o recursos económicos.
La Posada Fronteriza se mantiene como un acto de resistencia cultural y social, reafirmando que la amistad entre pueblos es más fuerte que cualquier muro y que la solidaridad es el verdadero puente que une a las familias.














