Los globos meteorológicos han sido durante décadas una parte muy importante del Sistema Mundial de Observación, ya que son la principal fuente de datos por encima del suelo. Proporcionan información para vigilar el clima y predecir los cambios atmosféricos. Todos los meteorólogos del mundo utilizan modelos informáticos de previsión que emplean datos provenientes de globos meteorológicos.
El registro del tiempo de febrero mostró esta variedad en gran parte de la Federación Rusa y América del Norte con temperaturas muy por debajo de la media observada entre 1991 y 2020, pero muy por encima de la media en partes del Ártico y en una banda que se extiende en dirección este partiendo desde el noroeste de África y el sur de Europa hasta China.
Las temperaturas en los próximos cinco años pueden alcanzar hasta 1,5° C por encima de los niveles preindustriales, el límite establecido por los científicos para evitar terribles consecuencias sobre la vida humana y los ecosistemas. En algunas partes de la tierra será más seco de lo normal, en otras más lluvioso. Se necesita una acción climática urgente y sostenida, advierten los expertos de las Naciones Unidas que recuerdan que la reducción de emisiones a causa del COVID-19 no es ni será suficiente.
La reducción de los vuelos comerciales que proporcionan datos a las agencias de meteorología, y de la actividad de trabajadores que monitorean las condiciones terrestres y atmosféricas en muchos países, pueden poner en riesgo las mediciones meteorológicas, y las predicciones sobre los desastres naturales, que no dejarán de ocurrir a pesar de la pandemia.
El Secretario General de la ONU citó los informes científicos que advierten de la urgencia de limitar el aumento de la temperatura global, pidió metas más ambiciosas en cuanto a la mitigación del cambio climático y destacó la importancia de ver a la sociedad civil más allá de los gobiernos.
La Organización Meteorológica Mundial informó que 17 de los 18 años más cálidos de la historia han sido en este siglo, y que el nivel de calentamiento de los pasados tres años ha sido excepcional.
Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera aumentaron a una velocidad récord en 2016 y alcanzaron el nivel más alto en 800.000 años, advirtió la Organización Meteorológica Mundial este lunes.