
A escasos días del Día de Muertos, el Mercado Hidalgo se viste de tradición y nostalgia. Locatarios instalaron un tradicional altar que rinde homenaje a los difuntos, llenando de color y memoria la ciudad.
Un altar que abraza la memoria
En el kiosko central, un altar de siete niveles muestra decenas de imágenes de difuntos, cada una acompañada de velas, cempasúchil y cruces que iluminan la memoria de quienes ya no están.
El incienso flota en el aire mientras un perro negro espera paciente entre las figuras. Con casi tres metros de ancho, el altar se convierte en un refugio donde tradición y creatividad se encuentran.
Calaveras de azúcar y papel maché decoran cada nivel. La muerte, celebrada con humor y color, invita a visitantes a acercarse, tomarse fotos y sentir la presencia de la memoria viva.
Desde su inauguración el 15 de octubre, cientos de personas han admirado el altar. Cada visita es un encuentro con la tradición, un momento de nostalgia y reconocimiento hacia los seres queridos.

Catrinas y burro cebra: el sello único de Tijuana
Afuera del kiosko, catrinas de más de metro y medio llaman la atención con elegancia y creatividad. Sus atuendos distintos reflejan la identidad de Tijuana, uniendo tradición y originalidad en cada detalle.
Entre ellas destaca un burro cebra, símbolo local que imprime humor y autenticidad al altar. La combinación de elementos tradicionales y originales crea un ambiente cálido que invita a la participación de todos.
Los visitantes interactúan con las figuras, posando para fotos y compartiendo videos. Las catrinas gigantes y el burrozebra generan un ambiente alegre, familiar y lleno de colorido, característico del mercado.
Así, las figuras exteriores amplían la experiencia de la ofrenda. El juego de colores y alturas transmite nostalgia sin dramatismo, recordando que el Día de Muertos celebra la vida y la memoria.

Pequeños rituales que conectan generaciones
En Tijuana, las ofrendas son más que decoración; son puentes entre el pasado y el presente. Cada vela encendida y cada flor colocada simboliza respeto, memoria y pertenencia cultural.
Las familias refuerzan lazos y transmiten tradiciones. La preparación del altar es un momento de unión comunitaria, donde cada detalle cuenta y la participación de todos deja huella en la memoria colectiva.
El altar del Mercado Hidalgo se adapta a la vida urbana. Frente a la velocidad de la ciudad, ofrece un espacio de pausa, reflexión y alegría compartida, donde se celebra la vida de los que partieron.
Rendir homenaje a los difuntos permite a Tijuana afirmar su identidad cultural. La ofrenda se convierte en un espacio lleno de recuerdos, colores y tradición, invitando a vivir el Día de Muertos con cercanía y cariño.

Colores, aromas y recuerdos que se sienten en el Mercado Hidalgo
El altar está disponible para que el público lo visite desde las 7 de la mañana. Locales y visitantes pueden recorrerlo, tomarse fotos y sumergirse en la tradición, disfrutando del colorido y la calidez de la ofrenda.
Dentro del Mercado Hidalgo es posible adquirir todo lo necesario para su propio altar. Desde flores de cempasúchil, calaveras y velas, hasta incienso y adornos, los locatarios ofrecen todo para que cada familia pueda mantener viva la tradición en casa.
Los locatarios participan con dedicación, mostrando respeto y cariño por la tradición. Su esfuerzo transforma el altar en un espacio que despierta emoción y orgullo entre vecinos y visitantes.
El público aprende y se inspira. Observar cada detalle enseña el significado de los elementos, la historia detrás de las figuras y cómo se integra todo en la ofrenda del Día de Muertos.
El altar del Mercado Hidalgo combina colores, aromas y recuerdos. Es un homenaje tangible a los que ya no están, y un espacio donde Tijuana celebra la memoria con alegría, creatividad y cariño.













