La donación de órganos es un acto de generosidad que salva vidas y mejora la calidad de vida de miles de pacientes. En México, se estima que alrededor de 150,000 personas, sufren insuficiencia renal terminal y podrían beneficiarse de un trasplante. Sin embargo, la disponibilidad de órganos sigue siendo un desafío.
Los hospitales con licencia de trasplantes cuentan con comités internos y coordinadores especializados para gestionar la donación de órganos, asegurando un proceso ético y respetuoso con la decisión de las familias. La aproximación humana es clave para facilitar la donación, evitando que sea solo un trámite administrativo.
México tiene la oportunidad de fortalecer la cultura de la donación. En el país, el 75-80% de los trasplantes provienen de donadores vivos, mientras que el número de donadores fallecidos sigue siendo bajo. A nivel internacional, existen protocolos como CADIGO, que determinan quiénes pueden ser candidatos a trasplantes.
A pesar de los esfuerzos médicos y tecnológicos, persiste la necesidad de informar y sensibilizar a la población. Como bien señala el Dr. Ismael Contreras, Coordinador del curso de asistolia controlada en Baja California:
«La cultura de la donación no significa convencer a la gente para que done, sino darle la información para que pueda tomar una decisión informada sobre si quiere donar o no.»
La donación de órganos no solo representa una segunda oportunidad de vida, sino que también abre espacios para nuevas tecnologías como la asistolia controlada, que permite aprovechar órganos de pacientes fallecidos bajo protocolos estandarizados.
Es fundamental que hospitales, universidades y la sociedad trabajen en conjunto para transformar esta realidad y garantizar que más personas tengan acceso a los trasplantes que necesitan.