martes, enero 14, 2025

¿Ya te enteraste?

Tren Maya

méxico

Entre reflexiones fenomenológicas y otros cuentos

Esta mañana quedé con una amiga de tener un Zoom, ya lo habíamos planeado desde la semana pasada. Personalmente yo me sentía especialmente emocionada porque para mí el Zoom era trabajo y no recreo. Sin embargo hoy reconozco que acorta las distancias y es una gran herramienta de conexión para las personas que no pueden desplazarse a causa de una discapacidad o condición limitante.

Como buenas colegas y compañeras de escuela nos pusimos al tanto de nuestros kekes y una frase que me motivó fue está: “ya no hay quién te rescate” y acto seguido me sentí sostenida en la nada. Como ese “electricity” de Billy Elliot .

Cuánta razón tiene mi amiga y aunque me duela debo reconocer que todas la vacantes para Príncipes ya se ocuparon y en este tiempo, quizá solo quedan uno que otro dragón que aún no resuelve su propia crisis personal.

Cuando ya lo perdiste todo, rescatarse a uno mismo es lo e hoy. Es una constante rechazar el rechazo, la culpa, la violencia, la manipulación y la agresión cobarde.

Somos seres de creación constante y a quien no le guste pues ya sabe por dónde regresar…

Hoy no cambio mis regalos de lujo: una amistad sincera, mi paz, mi libertad, escuchar mi música, no ocultar mi profesión, poder cantar y reír sin limitaciones. Amo ser auténticamente imperfecta.

Hace un par de días también un amigo de decía que no hay felicidad completa y me la describió como círculos que se entrelazan como un anillo ruso concéntrico y cada quién toma lo que le apetece.

Y finalmente hablando de apetecer, también hay que cuidarse de esas enredaderas que se envuelven sutilmente con poesía, veneno, promesas y quimeras porque solo te dejan el corazón vació al menos que te sepas fuerte como para no entregar ni un poco de ti, hasta que tu intuición te guíe hacia tu lugar seguro en comunión, compañía, congruencia y honestidad junto a un alma gemela donde la contención, el gozo y el disfrute nunca se extingan y la confianza, la libertad y la celebración del éxito o un acontecimiento triste sea compartido y superado a través del amor del bueno que se base en un “nosotros” tal como el sauce y el ciprés que no pueden crecer uno a la sombra del otro. Amar es escuchar, cuidar y proteger tus alas porque el cielo no es de nadie.

Finalmente la vida es el arte de salir lo más ilesos posible para luego caminar junto a Tanos tan erguidos como podamos y tan dignos, íntegros y resilientes como si hubiésemos resurgido de entre las cenizas, porque la humildad es del espíritu y esa solo se ve a través de los ojos.

Laura Del Carmen Sánchez
Tanatóloga Humanista

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