El activista Daniel Sánchez compartió su experiencia personal y profesional en la búsqueda de una sociedad más inclusiva, subrayando los avances, los retos actuales y la importancia de superar las barreras actitudinales.
Daniel recordó cómo, en los años 90, los conceptos de inclusión no existían como los conocemos hoy. Sin embargo, maestros pioneros como Victoria Rodríguez marcaron la diferencia al abrir las puertas de sus aulas a alumnos con discapacidad, basándose únicamente en su voluntad de hacer un cambio. “Lo curioso es que no teníamos diseño universal, didácticas ni currículas inclusivas. Lo que existía eran las ganas de querer hacerlo”, comentó Sánchez.
El activista resaltó que la inclusión inicia desde un sentimiento y una convicción. “Entrarle a este trabajo no es fácil. Comienza con cambios internos, que muchas veces implican procesos emocionales complicados como el duelo. Pero para avanzar, es vital reconstruirnos y adaptar nuestro entorno”, explicó.
Uno de los puntos más contundentes del testimonio fue el señalamiento de las barreras actitudinales como el mayor obstáculo para implementar la inclusión de manera efectiva. Aunque existen normativas que exigen accesibilidad en espacios públicos, como rampas y diseños universales, Daniel indicó que estas muchas veces no se aplican debido a prejuicios o falta de interés. “La actitud es la madre de todas las barreras”, expresó.
Finalmente, el activista destacó que la agenda nacional para los derechos de personas con discapacidad busca alinear la legislación con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Aunque se han logrado avances, aún queda mucho camino por recorrer.
El testimonio de Daniel Sánchez resalta no solo los desafíos, sino también la importancia de la voluntad y el cambio de mentalidad para construir una sociedad inclusiva que brinde igualdad de oportunidades para todos.
